lunes, 28 de noviembre de 2016

Domar lo Indomable:
Nuestro corazón parece tener vida propia, parece seguir su propio camino y no el que yo decida, a veces decide amar a una persona que no estaba en nuestros planes o también puede odiar a alguien que quizás, si lo pensamos bien, no nos hizo nada, pero no nos cae bien o no somos capaces de tolerar ciertas actitudes de alguien. Si me enamoro de tal persona no hay “pero” que valga, no existe nadie más, no vemos a nadie más, no pensamos en nadie más, aceptemos este amor o no, mi corazón “parece tomar su propia decisión independiente de la mía…”  (Universos Paralelos de Jorge Drexler).
Algunas de las preguntas que me han surgido referido a este tema son, ¿Podemos dominar nuestra corazón? ¿Podríamos mi corazón y yo ir por el mismo camino? ¿Puedo llegar a enfocar todas mis energías y mis emociones en alguna meta o en alguna persona? Intentaré dar respuestas a estas preguntas en el siguiente post y me gustaría compartirlo con vos…

El otro día observando a Brunela, una hermosa nena de 2 años de edad que tengo el agrado de disfrutar como mi sobrina, empecé a pensar lo siguiente mientras ella tranquilamente (son muy pocos momentos en los que está tranquila) miraba sus amados dibujos animados... (alerta de spoiler: soy un tío muy baboso) no podía creer que alguien como ella, tan chiquita me parecía fantástica en todos sus sentidos, me miraba a mí mismo y me sorprendía lo mucho que quiero a este maravilloso ser, a pesar de no ser para nada fanático de los niños o no estar acostumbrado al trato con ellos, pensaba que ella nunca hizo nada por mí, no le debo nada para quererla tanto, es solo una niña como cualquier otra, me sorprendía la cantidad de tiempo que podía pasar al lado de ella mirando dibujos, son muy pocas las veces que me pide que la acompañe y aunque no lo pide lo hago igual, entonces ahí me di cuenta lo asombroso que es el corazón en este sentido, quiero a una persona que apenas sabe hablar y decir mi nombre, sin embargo hay otras personas que pueden hacer mucho más que eso y la pasión con las que las trato no es la misma. Es increíble lo que nuestro corazón puede sentir por alguien, si yo siento eso por mi sobrina, me imagino cuanto más lo iré a sentir por un hijo, lo que un padre o una madre siente por su hijo no tiene límites ¿no es verdad? Dios nos creó a su imagen y semejanza, si vemos lo ilimitadas que son nuestras emociones por una persona, nuestra mente jamás llegará a comprender lo que Dios Padre debe amar a sus hijos y a su creación.

Ahora bien, qué pasa con las emociones que no esperamos sentir, pero que existen por alguien más, ya sea de amor u odio, los sentimientos que inesperadamente surgen de la nada y una vez que sucedieron parece imposible cambiar, empezamos a odiar nuestro corazón por tener estas emociones que no deseo y/o quiero cambiar y no puedo, y terminan en un sufrimiento que parece interminable.
Brunella mi hermosa sobrina
Pero quiero que demos vuelta esta ecuación, ¿que pasaría si lo pudiéramos controlar?, ¿que pasaría si nuestro corazón nos obedeciera al pie de la letra?, por ejemplo, imagínate que en la fila de un banco una hermosa chica/o nos habla ya sea porque se aburrió de estar en la fila esperando, o simplemente le perecimos atractivos/as… Entonces estoy hablando con esta persona y no puedo creer que alguien así me esté hablando… que nos impide decirle que la amamos en ese momento, interrumpir su forzada conversación para decirle que no podemos creer todo el tiempo que paso sin haber estado con él o ella y que queremos pasar lo que queda de nuestra vida a su lado… lo sé, ¿parece ridículo no? Me podrás nombrar un montón de factores y circunstancias para evitar que haga esa escena tan romántica, pero desacertada en muchas maneras. En este absurdo ejemplo nuestro corazón no tuvo ni un mínimo espacio para hacer de las suyas, ¿Qué cambio? Nuestra razón empezó a influir en esta situación, comenzamos a hacer válidos todos estos pensamientos que concluyen en que obrar de esa determinada manera resultaría en un caos emocional a tal punto de no querer volver a mostrarnos al mundo. Pero; porque acá nuestra razón tiene un papel fundamental y en otros momentos no, ¿Es cuestión de práctica? ¿Puede ser la razón un factor determinante para conducir nuestro corazón? Veamos algunos puntos importantes para intentar descifrar este problema.
Conocerme a mí mismo
Conocerme a mí mismo es casi tan o mayor importante que conocer a otros, si reconozco mis fortalezas y debilidades, mi forma de pensar, mi temperamento para conducirme en la vida y otras cualidades de mi ser, puedo llegar a comprender por qué actúo como actúo, porque hasta el día de hoy he llegado a tomar tales decisiones. Si nos enfocamos en cuestiones del amor, que cosas me gustan o me gustaría que tuviera la otra persona, qué cualidades disfruto de ella o el, preguntarse si ¿esta relación realmente cumple con las expectativas que quería para mi futuro?, etc.
A dónde quiero llegar
Vivir el día a día no es un consejo para tomarlo al pie de la letra y en todas sus dimensiones, yo no  tomaría esta forma de vida, si primero no tengo un enfoque o una meta, o un propósito de vida, el saber para qué estoy en la tierra es un gran interrogante que por experiencia personal, solo Dios me ha sabido responder, una vez que conozco ese propósito puedo vivir el día a día, disfrutando de las pequeñas cosas que ahí suceden, solo así se puede tomar esta filosofía de vida. Pero volviendo al tema en cuestión, conocer mi finalidad en la vida puede ayudar a repensar y tomar las decisiones que a veces mi corazón determina, elegir qué personas pueden estar en mi vida y cuáles no, a que lugares debo ir, qué persona debo elegir para que me acompañe, etc.
Que debo observar o prestarle atención
Una básica definición de atención podría ser…“Es una propiedad del sistema nervioso que dirige las acciones complejas del cuerpo”. Este concepto puede aplicarse a cualquier tipo de tarea cotidiana como estudiar o trabajar. La atención implica ignorar ciertos estímulos y captar otros, si lo llevamos al orden de la vida, estoy hablando de prioridades, hay cosas en tu vida que están sobrando, que están sin ningún fin específico, cosas que retrasan nuestras finalidades en la vida como mencioné más arriba, no conozco el caso de cada persona que esté leyendo esto, pero evaluar a qué cosas le doy importancia, a donde se van todas mis energías durante el día semana o año, es fundamental porque expongo mi corazón en estas prioridades. (Proverbios 4:23) 
Entender lo más importante de las personas
En el primer punto te hable de conocernos a nosotros mismo, que es tan importante como conocer a los demás, estoy hablando de algo tan importante como es entender a las personas. Las personas de quienes nos rodeamos y especialmente a quienes consideramos las más cercanas a nosotros tienen y tenemos un vínculo emocional que nos une, ya sea un familiar, un amigo o mi pareja, siempre van a causar algún tipo de efecto sobre nosotros y viceversa, ese vínculo emocional puede ser tan fuerte, que algo que nos une con tanta fuerza puede separarnos a tal punto de no volver a ver a esos seres queridos y es aquí donde un pensamiento correcto puede anular cualquier tipo de sentimiento que nos esté llevando a tomar una decisión equivocada. Cuando discuto o me peleo una persona, que tal vez me haya hecho daño, el pensamiento que debe establecerse como predominante es que, “como cualquier persona, puede llegar a equivocarse”. Pensar esto me ayudará a entender porque la persona hizo lo que hizo, puedo llegar a ponerme en ese lugar y pensar desde su perspectiva y entender cualquier tipo de equivocación que se haya cometido contra mí.
Cuidando lo que más importa
Así como a veces nos preocupamos por cuidar nuestro cuerpo de mantenerlo en forma y de alimentarlo con los alimentos que nos son necesarios y fundamentales, nuestro corazón requiere de un cuidado especial. Debemos cuidar nuestro corazón porque es muy importante para vivir, es nuestro motor para todas las cosas que hacemos en nuestra vida, de él dependen todas nuestras emociones que hemos estado hablando. Si quiero tomar buenas decisiones sin que mi corazón y mis emociones me impidan pensar con claridad, si quiero evitar tener sentimientos por alguien que no queremos, si queremos reaccionar mejor antes las circunstancias de la vida, debemos prestarle atención, a que cosas entran diariamente a mi vida, debemos saber que estamos consumiendo en nuestra vida para pensar como estoy pensando y sentir lo que estoy sintiendo. Si necesito reparar algo de mi auto, necesito ir con la persona que sabe cómo repararlo, esta persona sabe que necesita mi auto para funcionar mejor, muchas veces necesitamos ir a la fábrica en la que se hizo mi auto para arreglarlo porque nadie va a saber mejor como hacerlo. Vos ya sabes quién te dio un corazón, vos ya sabes a quien tenes que ir para repararlo si está herido o no está funcionando como debería. Tenes comunicación directa con ese taller las 24hs, tenes el manual de cómo debería funcionar y quien es el que mejor lo sabe usar. Cuando leas la biblia y leas sobre Jesús, debes mirar como era su corazón y como lo usaba, como recurría a Dios (nuestro taller) las veces que necesitaba. Así se cuida nuestro corazón, así se lo alimenta.
Logrando un equilibrio perfecto: Razón y Corazón
Este punto final ya no necesita explicación, el equilibrio entre la razón y el corazón se va a lograr aplicando los consejos que di anteriormente, solo quiero resaltar que estos dos elementos no están de casualidad en el hombre, Dios al crearnos los puso ahí para una finalidad, usar uno más que otro es incorrecto, aprender a usarlos en conjunto y de forma equilibrada es tarea de todos los días, los necesitamos a ambos para vivir, no se puede vivir sin ninguno de ellos.



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